Comenzamos un nuevo cuatrimestre en la Facultad de
Educación, Economía y Tecnología de Ceuta. Muchos de mis compañeros y yo ya nos
hemos empezado a mover por el mundo de la escuela, hemos realizado nuestro
Practicum I y nos hemos colocado algún que otro babi. Después de la aventura,
volvemos a clase y nos chocamos con una nueva asignatura: Didáctica de la Literatura Infantil y
Juvenil.
Qué chasco, pensé. Con lo bien que nos habría venido cursar esta materia antes de ir al cole, me repito mientras nuestra nueva docente no ha llegado aún. Una vez hechas todas las presentaciones, volvemos a llevarnos otro golpe, esta vez con una palabra, una simple palabra que a todos nos da un poco de repelús porque ya la conocemos:
P
O R T A F O L I O S.
Ya sabemos lo que es un Portafolios o, al menos, eso es lo que
pensamos al principio… pero no, realmente no tenemos ni idea. Hemos realizado
otros antes, pero tampoco, aquellos no eran portafolios de verdad.
Otras asignaturas nos obligan a recoger, redactar, recopilar,
esquematizar, complementar y escupir sobre un documento Word todos los temas,
apuntes, ejercicios, tareas que realizamos en clase para, además, añadirles una
introducción entusiasta y una conclusión para remarcar la utilidad del...
¿recurso o material? Que hemos creado y que, supuestamente, nos ha acompañado y
ayudado durante nuestro aprendizaje. En realidad, no nos servían para nada,
pero esta vez es diferente.
No quieren que, como fomenta la educación tradicional, vomitemos todos los contenidos si no nos parece necesario, no nos van a evaluar en función del número de páginas, de la cantidad de apuntes que hemos sido capaces de recoger… solo nos piden una cosa: EVIDENCIAS. Evidencias que demuestren nuestro esfuerzo, evidencias que prueben que la materia nos ha servido para crecer cultural e intelectualmente como personas y futuros profesores, evidencias que reflejen, como si fuéramos artistas, nuestros mejores trabajos.
No quieren que, como fomenta la educación tradicional, vomitemos todos los contenidos si no nos parece necesario, no nos van a evaluar en función del número de páginas, de la cantidad de apuntes que hemos sido capaces de recoger… solo nos piden una cosa: EVIDENCIAS. Evidencias que demuestren nuestro esfuerzo, evidencias que prueben que la materia nos ha servido para crecer cultural e intelectualmente como personas y futuros profesores, evidencias que reflejen, como si fuéramos artistas, nuestros mejores trabajos.
Ahora
estás leyendo el mío, mi Portfolio y sus evidencias.
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