miércoles, 23 de mayo de 2018



   
     Ya estamos llegando al final y es el momento de que demostremos lo que hemos aprendido. Tenemos que hacer una oralización, como si estuviéramos leyendo para nuestros alumnos en un futuro no muy lejano.

1. LA ELECCIÓN
     Antes de decidirme por el texto final, han sido muchos los cuentos, álbumes y fragmentos que he revisado. En un primer momento, pensé que ¡Voy a Comedte! de Jean-Marc Derouen podría ser una buena elección porque el personaje principal, el lobo feroz, posee una forma de hablar muy peculiar y estaba convencido de que resultaría muy atractivo para los niños. No obstante, es cierto que, tanto la narración como el vocubalurario son bastante elementales. Quizá sería un álbum más apropiado para la etapa de la Educación Infantil o el primer nivel de Educación Primaria y no quería dirigirme a un público tan limitado.


     Después, creí que La Gran Fábrica de las Palabras de Agnés de Lestrade podría servir, pero, tras comentarlo con mis compañeros y con la docente, concluí que, a pesar de su apariencia de álbum, sus ilustraciones y su estética que, personalmente me parecen brillantes, cuenta una historia que sucede en un mundo triste, donde las palabras cuestan dinero y los personajes protagonistas no tienen el dinero suficiente para comprarlas, carece de aventuras, elementos fantásticos.... y lo más importante de todo, es un texto no dirigido exclusivamente a los niños. Se trata más bien de un texto poético, aunque escrito en prosa, que tiene una clara finalidad moral para el mundo de los adultos, tan clasista, segregado y lleno de prejuicios, y eso no es lo que buscamos. Recordemos que la Literatura, como arte, es un fin en sí misma y no un medio didáctico.

     Si no conocéis la historia de la Gran Fábrica, los alumnos del C.C. La Inmaculada de 2º de Educación Primaria os lo cuentan por aquí. ¡Esperamos que os guste! 

     

     Se me pasaron por la cabeza Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Caroll, La fábula de los tres hermanos de J.K. Rowling, El pequeño vampiro de Angela Sommer-Bodenburg... y muchas otras historias que recordaba haber leído de pequeño, pero ninguna me parecía la correcta. De repente, me acordé de uno de los textos que más me habían gustado. Se trataba de Las Brujas de Roald Dahl. Al pensar en Dahl, era imposible que no se me viniera a la mente una de sus historias más conocidas, Charlie y la fábrica de chocolate. ¡Por fin lo tenía claro!



2. LOS CRITERIOS
     Seleccionar el libro adecuado no es una tarea tan fácil como parece. No se trata de elegir uno porque a mí me gusta y ya está, sino que intervienen muchos elementos y factores que tenemos que saber manejar. 

     Algunos principios o ideas que me han llevado a elegir Charlie y la fábrica de chocolate han sido los siguientes:
  • La estructura. La historia de Charlie se narra de forma cronológica, casi sin saltos en el tiempo (exceptuando algunos recuerdos o historietas anecdóticas que cuentan los personajes). Eso nos permite ir construyendo una historia con un principio, un medio y un fin, de manera que no quedan cabos sueltos o lagunas en la narración. Además, la lectura se hace ligera porque los capítulos son cortos y muy concretos, perfectos si queremos realizar oralizaciones breves y en sesiones diferentes.
  • El lenguaje. En cuanto al vocabulario, es sencillo y comprensible pero no básico. Los niños van creando la historia a través de palabras que conocen pero utilizadas de forma muy consciente por el autor para darles un gran valor estético y literario. Dahl va incluyendo expresiones y palabras muy propias del vocabulario de los niños, haciendo que se den cuenta de que su manera de hablar no es tan diferente al lenguaje que encontramos en los libros. 
  • La tipología textual. Aunque el libro es predominantemente una estructura narrativa, los capítulos combinan muy bien los fragmentos narrativos con otros de descriptivos, diálogos,  e incluso poemas y canciones. Así, la lectura no se vuelve monótona y, si estamos realizando una oralización, nos permite jugar con la voz y modular de forma diferente en cada segmento para atraer al público.
  • Los personajes. Aunque solo leeremos un capítulo del libro (precisamente aquel en el que se describe al Señor Wonka), creo que Dahl es un autor muy bueno cuando se trata de crear personajes atípicos, diferentes, extravagantes y exagerados, que son muy atractivos para la mente del niño porque se alejan de sus referentes cotidianos (su padre, su madre, sus amigos, los profesores...). En Charlie y la fábrica de chocolate, cada uno de ellos, su forma de hablar, de moverse, de comportarse y vestirse quedan perfectamente definidos. Dahl no se anda con rodeos y presenta a sus personajes tal y como él los ve y, así, también podemos verlos nosotros.
  • La fábrica. Al hablar de la propia fábrica, hago referencia al lugar extraordinario que Dahl plantea. Para que un libro te enganche (sobretodo a los más pequeños), es necesario que te transporte a algún sitio fantástico, y eso, como nos pasa con el País de las Maravillas, es lo que ocurre con la fábrica de Wonka. 
  • La aventura y la fantasía. Cuando lees Charlie y la fábrica de chocolate, sin darte cuenta, estás formando parte de la visita de Charlie a través de todos los escenarios maravillosos que  se describen y pasas a ser un espectador de las peripecias que le suceden a los personajes en el interior de la fábrica. El concepto de aventura, ligado a la jornada de visita a la fábrica, y el de fantasía, definido a través de todos los elementos mágicos y extraordinarios (incluyendo al propio Wonka), son el eje central de la historia.

3. CÓMO ORALIZAR UN TEXTO
     Ahora que ya sabemos cuál es el texto que queremos leer, no nos vale con ponernos frente al público o una cámara, en nuestro caso, y comenzar a leer como si estuviéramos tumbados en la cama antes de dormir. Realizar una oralización es un proceso mucho más complejo y conlleva tener en cuenta una serie de advertencias o consejos que nos van a ayudar a que el mensaje que queremos transmitir llegue correctamente a sus destinatarios.

     Para realizar una oralización tenemos que tener en cuenta que:
  • El lector tiene que colocarse en un lugar visible de la sala.
  • Las condiciones de luz y sonoridad deben crear un ambiente confortable y cómodo tanto para el lector como para la audiencia.
  • Es importante controlar la respiración y las pausas que realizamos mientras leemos. Tenemos que llevar un ritmo que no sea lento pero que permita a los oyentes asimilar el texto.
  • Tenemos que aprender a proyectar la voz de manera adecuada. Para eso, podemos utilizar pequeños trucos como no mirar hacia abajo o no taparnos la boca con el libro.
  • Es necesario exagerar un poco la vocalización.
  • Tenemos que interactuar con el público a través de las miradas, el lenguaje corporal, los gestos...
  • Si hay diferentes personajes durante la narración, cada uno tendrá una forma particular de hablar.
  • Nuestro fin es expresar a través de la lectura y no mediante el uso de recursos materiales o gráficos, que son un añadido. Por eso, es importante controlar el ritmo, la vocalización, la musicalidad de nuestra voz y los énfasis.
  • Tenemos que dominar el texto, es decir, algo tan sencillo como ensayarlo un par de veces antes de realizar la oralización. Esto nos proporcionará seguridad y hará nuestra interacción con el público mucho más fluida.

4. MI ORALIZACIÓN
     Ahora sí que sí. Os presento al Señor Wonka y su fábrica de chocolate.
Libro: Charlie y la fábrica de chocolate.
Autor: Roald Dahl.
Género: Texto literario, novela breve (literatura infantil y juvenil).

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