Ya estamos llegando al final y es el
momento de que demostremos lo que hemos aprendido. Tenemos que hacer una
oralización, como si estuviéramos leyendo para nuestros alumnos en un futuro no
muy lejano.
1. LA ELECCIÓN
Antes de decidirme por
el texto final, han sido muchos los cuentos, álbumes y fragmentos que he
revisado. En un primer momento, pensé que ¡Voy a Comedte! de Jean-Marc
Derouen podría ser una buena elección porque el personaje principal, el
lobo feroz, posee una forma de hablar muy peculiar y estaba convencido de que
resultaría muy atractivo para los niños. No obstante, es cierto que, tanto la
narración como el vocubalurario son bastante elementales. Quizá sería un
álbum más apropiado para la etapa de la Educación Infantil o el primer nivel de
Educación Primaria y no quería dirigirme a un público tan limitado.
Después, creí que La Gran Fábrica
de las Palabras de Agnés de Lestrade podría servir, pero, tras
comentarlo con mis compañeros y con la docente, concluí que, a pesar de su
apariencia de álbum, sus ilustraciones y su estética que, personalmente me
parecen brillantes, cuenta una historia que sucede en un mundo triste, donde
las palabras cuestan dinero y los personajes protagonistas no tienen el dinero
suficiente para comprarlas, carece de aventuras, elementos fantásticos.... y lo
más importante de todo, es un texto no dirigido exclusivamente a los niños. Se
trata más bien de un texto poético, aunque escrito en prosa, que tiene una
clara finalidad moral para el mundo de los adultos, tan clasista, segregado y
lleno de prejuicios, y eso no es lo que buscamos. Recordemos que la Literatura,
como arte, es un fin en sí misma y no un medio didáctico.
Si no conocéis la
historia de la Gran Fábrica, los alumnos del C.C. La Inmaculada de 2º de
Educación Primaria os lo cuentan por aquí. ¡Esperamos que os
guste!
Se me pasaron por la cabeza Alicia en el País de las
Maravillas de Lewis
Caroll, La fábula de los tres hermanos de J.K. Rowling, El pequeño vampiro de Angela
Sommer-Bodenburg... y muchas otras historias que recordaba haber leído de
pequeño, pero ninguna me parecía la correcta. De repente, me acordé de uno
de los textos que más me habían gustado. Se trataba de Las Brujas de Roald Dahl. Al
pensar en Dahl, era imposible que no se me viniera a la mente una de sus
historias más conocidas, Charlie y la fábrica de chocolate. ¡Por fin lo tenía claro!
2. LOS CRITERIOS
Seleccionar el libro adecuado no es una tarea tan fácil como parece. No
se trata de elegir uno porque a mí me gusta y ya está, sino que intervienen
muchos elementos y factores que tenemos que saber manejar.
Algunos
principios o ideas que me han llevado a elegir Charlie y la fábrica de
chocolate han sido los siguientes:
- La estructura. La historia de Charlie se narra de forma
cronológica, casi sin saltos en el tiempo (exceptuando algunos recuerdos o
historietas anecdóticas que cuentan los personajes). Eso nos permite ir
construyendo una historia con un principio, un medio y un fin, de manera
que no quedan cabos sueltos o lagunas en la narración. Además, la lectura
se hace ligera porque los capítulos son cortos y muy concretos, perfectos
si queremos realizar oralizaciones breves y en sesiones diferentes.
- El lenguaje. En cuanto al vocabulario, es sencillo y
comprensible pero no básico. Los niños van creando la historia a través de
palabras que conocen pero utilizadas de forma muy consciente por el autor
para darles un gran valor estético y literario. Dahl va incluyendo
expresiones y palabras muy propias del vocabulario de los niños, haciendo
que se den cuenta de que su manera de hablar no es tan diferente al
lenguaje que encontramos en los libros.
- La tipología textual. Aunque el libro es predominantemente una
estructura narrativa, los capítulos combinan muy bien los fragmentos
narrativos con otros de descriptivos, diálogos, e incluso poemas y
canciones. Así, la lectura no se vuelve monótona y, si estamos realizando
una oralización, nos permite jugar con la voz y modular de forma diferente
en cada segmento para atraer al público.
- Los personajes. Aunque solo leeremos un capítulo del libro
(precisamente aquel en el que se describe al Señor Wonka), creo que Dahl
es un autor muy bueno cuando se trata de crear personajes atípicos,
diferentes, extravagantes y exagerados, que son muy atractivos para la
mente del niño porque se alejan de sus referentes cotidianos (su padre, su
madre, sus amigos, los profesores...). En Charlie y la fábrica de
chocolate, cada uno de ellos, su forma de hablar, de moverse, de
comportarse y vestirse quedan perfectamente definidos. Dahl no se anda con
rodeos y presenta a sus personajes tal y como él los ve y, así, también
podemos verlos nosotros.
- La fábrica. Al hablar de la propia fábrica, hago referencia
al lugar extraordinario que Dahl plantea. Para que un libro te enganche
(sobretodo a los más pequeños), es necesario que te transporte a algún
sitio fantástico, y eso, como nos pasa con el País de las Maravillas, es
lo que ocurre con la fábrica de Wonka.
- La aventura y la
fantasía. Cuando
lees Charlie y la fábrica de chocolate, sin darte cuenta,
estás formando parte de la visita de Charlie a través de todos los
escenarios maravillosos que se describen y pasas a ser un espectador
de las peripecias que le suceden a los personajes en el interior de la
fábrica. El concepto de aventura, ligado a la jornada de visita a la
fábrica, y el de fantasía, definido a través de todos los elementos
mágicos y extraordinarios (incluyendo al propio Wonka), son el eje central
de la historia.
3. CÓMO
ORALIZAR UN TEXTO
Ahora que ya sabemos cuál es el texto que queremos leer, no nos vale con
ponernos frente al público o una cámara, en nuestro caso, y comenzar a leer
como si estuviéramos tumbados en la cama antes de dormir. Realizar una
oralización es un proceso mucho más complejo y conlleva tener en cuenta una
serie de advertencias o consejos que nos van a ayudar a que el mensaje que
queremos transmitir llegue correctamente a sus destinatarios.
Para realizar una oralización tenemos que tener en cuenta que:
- El lector tiene que colocarse
en un lugar visible de la sala.
- Las condiciones de luz y
sonoridad deben crear un ambiente confortable y cómodo tanto para el
lector como para la audiencia.
- Es importante controlar la
respiración y las pausas que realizamos mientras leemos. Tenemos que
llevar un ritmo que no sea lento pero que permita a los oyentes asimilar
el texto.
- Tenemos que aprender a
proyectar la voz de manera adecuada. Para eso, podemos utilizar pequeños
trucos como no mirar hacia abajo o no taparnos la boca con el libro.
- Es necesario exagerar un poco
la vocalización.
- Tenemos que interactuar con el
público a través de las miradas, el lenguaje corporal, los gestos...
- Si hay diferentes personajes
durante la narración, cada uno tendrá una forma particular de hablar.
- Nuestro fin es expresar a
través de la lectura y no mediante el uso de recursos materiales o
gráficos, que son un añadido. Por eso, es importante controlar el ritmo,
la vocalización, la musicalidad de nuestra voz y los énfasis.
- Tenemos que dominar el texto,
es decir, algo tan sencillo como ensayarlo un par de veces antes de
realizar la oralización. Esto nos proporcionará seguridad y hará nuestra
interacción con el público mucho más fluida.
4. MI ORALIZACIÓN
Ahora sí que sí.
Os presento al Señor Wonka y su fábrica de chocolate.
Libro: Charlie y la fábrica de chocolate.
Autor:
Roald Dahl.
Género:
Texto literario, novela breve (literatura infantil y juvenil).
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