miércoles, 30 de mayo de 2018

INTRODUCCIÓN

EVIDENCIA I. El principio.

EVIDENCIA II. El concepto.

EVIDENCIA III. Los géneros.

EVIDENCIA IV. La evolución.

EVIDENCIA V. La literatura y la escuela.

EVIDENCIA VI. A leer se aprende leyendo.

EVIDENCIA VII. La oralización.

EVIDENCIA VIII. Conclusiones: la evidencia final.


     Comenzamos un nuevo cuatrimestre en la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta. Muchos de mis compañeros y yo ya nos hemos empezado a mover por el mundo de la escuela, hemos realizado nuestro Practicum I y nos hemos colocado algún que otro babi. Después de la aventura, volvemos a clase y nos chocamos con una nueva asignatura: Didáctica de la Literatura Infantil y Juvenil.

     Qué chasco, pensé. Con lo bien que nos habría venido cursar esta materia antes de ir al cole, me repito mientras nuestra nueva docente no ha llegado aún. Una vez hechas todas las presentaciones, volvemos a llevarnos otro golpe, esta vez con una palabra, una simple palabra que a todos nos da un poco de repelús porque ya la conocemos: 
P O R T A F O L I O S.
     Ya sabemos lo que es un Portafolios o, al menos, eso es lo que pensamos al principio… pero no, realmente no tenemos ni idea. Hemos realizado otros antes, pero tampoco, aquellos no eran portafolios de verdad.

     Otras asignaturas nos obligan a recoger, redactar, recopilar, esquematizar, complementar y escupir sobre un documento Word todos los temas, apuntes, ejercicios, tareas que realizamos en clase para, además, añadirles una introducción entusiasta y una conclusión para remarcar la utilidad del... ¿recurso o material? Que hemos creado y que, supuestamente, nos ha acompañado y ayudado durante nuestro aprendizaje. En realidad, no nos servían para nada, pero esta vez es diferente.

     No quieren que, como fomenta la educación tradicional, vomitemos todos los contenidos si no nos parece necesario, no nos van a evaluar en función del número de páginas, de la cantidad de apuntes que hemos sido capaces de recoger… solo nos piden una cosa: 
EVIDENCIASEvidencias que demuestren nuestro esfuerzo, evidencias que prueben que la materia nos ha servido para crecer cultural e intelectualmente como personas y futuros profesores, evidencias que reflejen, como si fuéramos artistas, nuestros mejores trabajos.

Ahora estás leyendo el mío, mi Portfolio y sus evidencias.

martes, 29 de mayo de 2018


   
    Entramos en clase el primer día, armamos el barullo típico del reencuentro postpracticum y nos preparamos para todo lo nuevo. Nueva asignatura, nueva docente, nuevos contenidos… lo que no nos imaginamos es que las clases serían un poco diferentes a lo que hemos conocido hasta el momento. Creo que, por fin, empezamos a intuir el significado de esa palabra que suele añadirse a los títulos de las materias que recibimos en los Grados de Educación, esa palabra que vemos y utilizamos tantas veces pero que solemos definir con cierta ambigüedad y desconocimiento. Sí, esa palabra: Didáctica.
     Nuestra profesora se presenta a su primera clase con una pila de libros (de los que hablaremos en otras evidencias) y, en ese momento, sé que vamos a aprender muchas cosas.

     Los primeros días son clave para fijar el horizonte que tratamos de alcanzar y, poco a poco, nos vamos dando cuenta de que poseemos algunas lagunas sobre los contenidos que vamos a trabajar (¿Sabemos diferenciar un cuento de un álbum ilustrado? ¿Álbum ilustrado?... ya empiezan a surgir dudas).

     Yo no me ando con muchos rodeos y lo tengo claro, si la asignatura se llama Didáctica de la Literatura Infantil y Juvenil, no podemos empezar de otra manera que contando historias así que me lanzo. Levanto la cabeza y a la pregunta: ''¿Quién sería capaz de contar un cuento?'', respondo: ''Yo''.

     En milésimas de segundo, me decido por Totalmente Adrián, un cuento contemporáneo de Tom Percival que encuentro estas vacaciones de Navidad en Fnac. Si no lo conoces, no lo recuerdas o no estabas en clase aquel día… ¡Aquí lo tienes!


    
     Más adelante, la maestra se preocupa por conocernos un poco más y trata de realizar una informal pero esclarecedora (no solo para ella como docente sino para nosotros como estudiantes) evaluación inicial. 

     Para eso, nos realizan preguntas como: 
  • ¿Qué entiendes por literatura? 
  • ¿Cuál ha sido el último libro que has leído? 
  • ¿Cuántos libros sueles leer al año? 
  • ¿Conoces algún texto de literatura infantil y juvenil? 
  • ¿Podrías nombrar algún autor de literatura infantil y juvenil? 
  • ¿Qué lecturas recuerdas con agrado de tu infancia? 
  • ¿Te consideras lector? ¿Qué lugar ocupa en tu vida? 
  • ¿Crees que la presencia de la lectura es importante en la vida cotidiana de un maestro? ¿Por qué? 

     Y no se queda aquí la cosa, hay muchas más:
  • ¿Cuáles son tus conocimientos sobre literatura infantil?
  • Cita tres obras de literatura infantil y sus autores.
  • ¿Qué es un álbum ilustrado?
  • ¿Qué es el juego simbólico?
  • ¿De qué modo se relaciona con la expresión dramática?
  • En estos dos años como estudiante, ¿Qué textos de literatura infantil has manejado en las diferentes asignaturas?
  • ¿Podrías citar tres “clásicos” de la literatura infantil universal?
  • ¿Qué criterios, en tu opinión, deberían guiar la selección de textos para niños?
  • Cita alguna muestra de poesía para niños.
  • ¿Cuándo visitaste por última vez una biblioteca? ¿Por qué? 
  • ¿Qué importancia tiene en tu opinión la literatura infantil en la educación? 

      La respuesta de algunas de ellas es sencilla pero hay otras... otras se convierten en un comecocos difícil de resolver y me doy cuenta de todo lo que me queda por aprender.

     A partir de ellas, comenzamos a debatir sobre nuestros conocimientos de literatura infantil y juvenil. Rápidamente surgen nombres y títulos conocidos como Harry Potter o Los Juegos del Hambre, pero también se dibujan algunos otros como Babar... ¿Quién es Babar?, no puedo creer que mis compañeros lo conozcan y yo no tenga ni idea de quién es ese personajillo tan peculiar.

     Resulta que Babar es el protagonista de uno de los primeros álbumes ilustrados que conocemos. Se trata de un elefante creado por Jean de Brunhoff que huye del bosque a la ciudad, donde se comporta como un verdadero humano hasta que vuelve a su poblado y es coronado rey. Seguro que ya no se me olvida jamás.

     A todo esto, se menciona otro famoso elefantito, pero este sí que lo conocía. ¿Te suena un elefante que no es de color elefante sino de todos los demás? ¡Claro, es él! Están hablando de Elmer, posiblemente el personaje más famoso de David McKee.



    
     Si como me pasó a mí con Babar, no conoces a Elmer, un compañero de una promoción anterior lo eligió como la historia que quería contar a su clase como trabajo final de esta asignatura y me gustaría que la conocierais a través de él.

 ¡Disfrutadla!



     Durante varias sesiones debatimos temas muy superficiales, damos nuestra opinión acerca de los cuentos, los álbumes, comentamos pequeñas historias que conocemos o recordamos haber leído durante nuestro paso por la escuela y vamos perfilando, con algún que otro borrón, las líneas que definen el concepto de Literatura y claro, más concretamente, el de Literatura Infantil y Juvenil, pero eso forma parte de unas evidencias de aprendizaje diferentes.

 Hasta aquí llegan las primeras.

lunes, 28 de mayo de 2018



     ¿Qué es la literatura? A primera vista, parece muy fácil contestar a esa pregunta y es que, tanto mis compañeros como yo, nos aventuramos velozmente a darle una respuesta. Se oyen cosas como:
  • Los libros, claro.
  • Todo lo que está escrito.
  • Todo lo que leemos en nuestra vida diaria.

     Y así, un largo etcétera que, al cabo de un tiempo, descubrimos que no eran respuestas correctas. Después de comentar durante varios minutos las aportaciones que habíamos hecho, deducimos que todo aquello que sea un texto escrito no tiene por qué ser literatura, ¿Acaso son literatura las instrucciones de un microondas? ¿Y el enunciado de un problema del libro de matemáticas? Sabemos que no, pero no llegamos a comprender del todo el porqué. Intuimos que algo tiene que ver con el placer de leer, con el hecho de elegir un texto para disfrutarlo y emplear nuestro tiempo libre en él… ¿Hay alguien que pueda disfrutar de la lectura de las instrucciones de la lavadora? Puede que por ahí fueran los tiros.

     Seguimos dándole vueltas al concepto y, con ayuda de nuestra maestra, decimos que:
  • La Literatura es el arte que utiliza como instrumento la palabra. Es decir, su finalidad es artística y poética.

     Por extensión, también se considera literatura a:
  • El conjunto de producciones literarias de una nación, una época o incluso un género (literatura griega, literatura del siglo XVIII, literatura fantástica…)
  • El conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia (literatura médica, jurídica…).

     Finalmente, sabemos que la Literatura es estudiada por la teoría literaria.

   Combinando estas consideraciones con nuestras ideas previas, nosotros extraemos una serie de conclusiones que nos llaman la atención. Para mí, la más importante se resume en una frase que caracterizaría muy bien el concepto de  Literatura y que nos ayudaría finalmente a definirlo por completo.

        
     La cosa empieza a ponerse complicada. Todos estamos de acuerdo en que la Literatura es un arte, pero si el arte es un fin en sí mismo… ¿Por qué en la escuela se utiliza siempre la literatura para aprender o para conseguir algo? ¿Puede que estemos haciendo un mal uso de la Literatura por no haber comprendido exactamente qué es lo que significa? ¿Es quizás este el motivo por el que a los niños no les gusta leer?

     Estamos acostumbrados a utilizar los textos literarios con una finalidad determinada, generalmente moralista (enseñar valores, aprender conductas saludables…) y no nos damos cuenta de que nuestros alumnos lo que quieren es pasárselo bien y disfrutar mientras leen. Seguramente, para ellos es más guay que leamos Las Princesas también se tiran pedos antes que un cuento sobre cómo cepillarse los dientes.

     Depende de cómo nosotros acerquemos la Literatura a nuestros alumnos, los convertiremos, de acuerdo con la clasificación que hace Pedro Salinas, en leedores o verdaderos lectores.

     Así, los Leedores son aquellas personas que se enfrentan a los textos por necesidad u obligación (como cuando realizamos en clase esas torturadoras lecturas mecánicas que nosotros mismos hemos sufrido en la escuela cuando éramos pequeños alumnos de Primaria), mientras que los Lectores son… Es preferible que cite las palabras de Salinas para explicar qué es lo que él considera un Lector real:

     ‘’Se define el lector simplicísimamente: el que lee por leer, por el puro gusto de leer, por amor invencible al libro, por ganas de estarse con él horas y horas, lo mismo que se quedaría con la amada; por recreo de pasarse las tardes sintiendo correr, acompasados, los versos del libro, y las ondas del río en cuya margen se recuesta’’.

     Finalmente, un video de Felipe Zayas, catedrático de la Universidad de Valencia, termina de aclararnos el concepto.

     Zayas establece una clara diferencia entre la Educación Literaria, que la relacionaríamos con esos Lectores de verdad de los que hablaba Salinas, y la Enseñanza de la Literatura, es decir, ese cúmulo de títulos, autores, fechas, que estamos acostumbrados a memorizar y que nos convertirían en vanos Leedores.

  • La Enseñanza Literaria coincide con la visión tradicional que tenemos del uso de la literatura en la escuela. Todos mis compañeros estaban de acuerdo en que nuestro contacto con los textos literarios durante toda nuestra educación básica se resume en conocer el nombre de determinados autores, fechas de publicación, títulos de sus obras… Todos conocemos a Lope de Vega, sabemos el año y el lugar en el que nació y cuantas obras escribió, pero no nos han presentado a La Dama Boba. Si desde la escuela, fomentamos que la literatura consista en aprender datos biográficos de los autores, memorizar acontecimientos históricos y realizar pruebas de evaluación sobre algún texto impuesto, no estamos acercando la literatura a los alumnos, por el contrario, estamos haciendo que huyan despavoridos cuando esta se les acerque y, cuando se encuentren con algún texto entre sus manos y no tengan escapatoria, solo será mediocres LEEDORES.

  • Como reacción al concepto de Enseñanza de la Literatura, aparece la Educación Literaria. Apoyada por la legislación actual, la Educación Literaria trata de acercar la lectura a los niños no por obligación sino como fuente de ocio y disfrute personal. La Educación Literaria consiste, más que nada en leer, pero no de forma mecánica y monótona, consiste en pasárselo bien mientras leemos, en elegir libremente qué es aquello que nos atrae y qué lectura queremos consumir. Si lo hacemos así, seremos capaces de disfrutar de La Dama Boba para, más tarde, conocer a Cervantes, y no al revés. Cuando nuestros alumnos sean capaces de consumir literatura por puro placer, porque les engancha, porque se han dado cuenta de que los libros no son aburridos sino un camino abierto a multitud de mundos que no conocen, entonces, habremos conseguido nuestro objetivo: crear auténticos LECTORES.

domingo, 27 de mayo de 2018



1. LOS GÉNEROS LITERARIOS
     Cuando creemos que ya dominamos el concepto de Literatura, seguimos rizando el rizo. Ahora nos topamos con los géneros literarios.

     Al principio, todos tenemos en nuestra cabeza una clasificación muy clara de lo que consideramos que son los géneros literarios. Todos estamos de acuerdo en que son los siguientes:
  • La narrativa 
  • La lírica 
  • El género dramático

     Y no estamos equivocados, efectivamente los textos literarios pueden englobarse en mayor o menor medida dentro de esa clasificación, pero… ¿Podemos incluir también los textos de Literatura Infantil y Juvenil? ¿En cuál de ellas?

     Para facilitarnos el aprendizaje, nuestra docente nos proporciona un capítulo del libro Literatura Infantil: Claves para la formación de la competencia literaria de José Manuel del Amo.

     Aunque me sirve de mucha ayuda, tengo que leer el documento completo un par de veces para poder extraer algunas conclusiones claras porque se pierden entre muchas palabras técnicas que no conozco, párrafos repetitivos y algunas otras ideas que no consigo comprender del todo. No obstante, creo que extraigo la información que necesito.

     Como decía al principio, la clasificación de textos en narrativa, lírica y dramáticos es bastante acertada, pero, si hablamos de Literatura Infantil y Juvenil, tenemos que tener en cuenta que el público principal al que estos textos van dirigidos es el propio niño. Así, la clasificación que hemos dado, se transforma y da lugar a la siguiente:
      • La narrativa: los cuentos. 
      • La lírica: la poesía para niños. 
      • El género dramático: el teatro para niños.
      • Los géneros fronterizos. Surgen debido a la aparición de textos que no pueden encajarse en los grupos anteriores (Libros ilustrados sin texto, cómics, álbumes ilustrados…).
     Aunque el portafolios no debe reunir los contenidos de forma teórica, me gustaría pararme especialmente en este punto porque hay una serie de ideas que me gustaría recoger en cuanto a los diferentes grupos de la nueva clasificación de géneros para los textos infantiles.

  • Los cuentos
     Lo primero en lo que nos fijamos es en la diferenciación que se hace entre los cuentos populares, los cuentos clásicos de tradición oral, y los cuentos literarios, entendidos como textos contemporáneos que responden a los nuevos valores postmodernos y reflejan nuevas estrategias y temáticas narrativas de acuerdo con la nueva visión del mundo y de la infancia.

     Además, si pensamos que clasificando un texto infantil en la categoría de cuento popular o cuento literario, ya hemos terminado, nos equivocamos. Tanto dentro de los cuentos tradicionales como de los literarios, podemos seguir haciendo pequeños subgrupos de textos con características comunes.

     - Cuento popular (cuento de hadas, novella, cuentos heroicos, mito, cuento de animales...)
     - Cuento literario (pop-up, adaptaciones, abecedarios y silabarios, canciones, poemarios…).

  • La poesía para niños
     Cuando comienzo a leer el apartado dedicado a la poesía, me parece especialmente bonita la relación que se hace entre el lenguaje poético y el lenguaje infantil. Se comenta que ambos tratan de alejarse de la lógica del lenguaje cotidiano y giran en torno al juego, por eso el mundo del niño y el mundo poético están estrechamente ligados.

     El uso de la poesía como recurso didáctico (especialmente en la Educación Infantil) se fundamenta en que es un soporte para el juego y el arte.

  • El teatro para niños
     Si nos centráramos en textos que se alejan de la clasificación infantil y habláramos del género dramático, a todos se nos vienen a la cabeza obras como Romeo y Julieta, Don Juan Tenorio… pero nos estamos refiriendo casi exclusivamente al texto escrito.

     En esta clasificación, se detalla que, cuando hablamos de teatro para niños, no nos tenemos que centrar en el texto propiamente dicho sino en la acción, en el espectáculo y en el juego simbólico que supone llevar la dramatización a la escena.

     Me gustaría incluir aquí unas consideraciones que hace José Manuel de Amo si, como futuros docentes, quisiéramos poner en marcha la dramatización en el aula porque creo que es muy importante tener presentes las diferencias entre el teatro profesional y el teatro con niños.     De Amo señala, de forma esquemática, los siguientes puntos:



  • Los géneros fronterizos
     En este grupo caben aquellos libros en los que interactúan diferentes tipos de lenguaje expresivos además de la palabra. Son los álbumes ilustrados (que antes de comenzar el temario casi no sabíamos diferenciar de los cuentos), los tebeos o la literatura multimedia.

2. ACTIVIDAD: CLASIFICACIÓN DE TEXTOS
     A la vez que vamos asimilando la teoría, fijamos mucho mejor los contenidos realizando una actividad en la que tenemos que clasificar una serie de libros en texto literarios o no literarios y, si son literarios, tenemos que mencionar en qué categoría podríamos enmarcarlo. Nos parece que la actividad es muy acertada y nos ayuda a aprender haciendo en vez de aprender memorizando, como estamos acostumbrados. 

     Al tener que clasificar los textos por nosotros mismos, nos damos cuenta de que incluir algunos textos en la clasificación anterior es un poco complicado y no basta simplemente con conocer la pura teoría. Decidir si un texto es literario o no, depende de muchos factores que van más allá de saber si pertenece al género narrativo, lírico o dramático. Ahora, somos capaces de determinar con mayor soltura cuándo un texto es literario y cuándo no, además de habernos percatado de que solemos cometer errores muy frecuentes en relación a la literatura cuando, por ejemplo, llamamos cuento a algo que realmente es un álbum ilustrado.

     Los resultados de la clasificación son los siguientes:
    • Toc, Toc, señor Coc, Jo Lodge. Edelvives.
      • Texto no literario: claramente no pertenece a los géneros lírico ni dramático y nos resulta complicado argumentar que se narre una historia como para poder encasillarlo en el género narrativo.
      • Se trata de un libro-juego, pop up e interactivo.
    • Cuentos en verso para niños perversos, Roal Dahl. Editorial Alfaguara.
      • Texto literario. Género narrativo pero escrito en verso.
      • En él, se realiza una revisión de cuentos tradicionales como Caperucita Roja o Blancanieves.
    •  La Canción del Pirata, Espronceda.
      • Texto Literario. Género Lírico.
    • La cebra Camila, Marisa Núñez y Óscar Villán (Ilustrador). Editorial Kalandraca.
      • Texto literario. Género narrativo-fronterizo: álbum ilustrado.
    • Caperucita roja, verde, amarilla, azul y blanca, Bruno Munari y Enrica Agostinelli. Ed. Anaya.
      • Texto literario. Género narrativo.
      • Se trata de una versión de un cuento tradicional a partir del cual se crea una nueva historia.
    • Los músicos de Bremen. Colección Diamante. Editorial Libsa.
      • Texto no literario.
      • Carece de autor y se trata de la recopilación de un cuento tradicional de naturaleza oral.
    • El pequeño dragón coco y el caballero negro, Ingo Siegner. Ed. La Galera
      • Texto Literario. Cuento.
    • Diccionario por imágenes del cuerpo humano.
      • Texto no literario. Libro de conocimiento.
    • La historia interminable, Michael Ende. Ed. Alfaguara.
      • Texto literario. Género narrativo (novela juvenil).
    • El viaje de Babar, Jean de Brunhoff. Ed. Alfaguara infantil.
      • Texto literario. Género narrativo-fronterizo: álbum ilustrado.
    • ¡Bruumm! Steve Bland.
      • Texto no literario. Libro de imágenes o libro de juegos.
    • A Lupe le gusta, Laura Jones.
      • Texto no literario. Pop up, libro de juegos.
    • Frederick, Leo Lionni. Ed. Kalandraka.
      • Texto literario. Género narrativo-fronterizo: álbum ilustrado.
    • Teo. Una vuelta por la ciudad, Violeta Denou. Ed. Timun Man.
      • Texto no literario. Libro de conocimiento o de imágenes.
    •  Oscar y el león de correos, Vicente Muñoz Puelles. Ed. Anaya.
      • Texto literario. Género narrativo: novela.
    • Chistes ja, ja, ja.
      • Texto no literario. Libro juego o libro de imágenes.
    • Up, Disney.
      • Texto no literario. Adaptación cinematográfica (Gadget promocional y viñetas).
    • Señores y señoras. Laura Stagno.
      • Texto literario. Género lírico: poemario.

sábado, 26 de mayo de 2018


     
     Las historias que nos contaban de pequeños, esas a las que llamamos cuentos, no han sido siempre como las conocemos hoy en día. La literatura ha ido evolucionando a lo largo de la historia y, como cualquier otra forma de arte, se ha adaptado a los acontecimientos y a las necesidades de la sociedad en la que se producía. 

     Todos conocemos a una niña que iba por el bosque llevando una capucha de color rojo, la protagonista de uno de los cuentos más famosos de la Literatura Infantil y Juvenil universal, Caperucita Roja, pero ¿Ha sido la historia de Caperucita la misma desde su origen hasta la actualidad? La respuesta es evidente: no.

    Caperucita, al igual que todos los cuentos y relatos infantiles, ha tenido que modificarse y ha sufrido cambios a lo largo de los años.

1. DEL BZOU A LA CAPERUCITA EN MANHATTAN
¡HEMOS APRENDIDO MUCHO SOBRE CAPERUCITA! 
Dejo por aquí un vídeo que resume la mayor parte de las curiosidades que descubrimos después de trabajar Caperucita Roja.


  • La finta nonna (La falsa abuela)
     Parece ser que el origen del cuento que todos conocemos tiene sus raíces en la tradición oral francesa e italiana y su nacimiento oscila entre el siglo XIII y el siglo XV, aunque hay otras teorías que afirman que el origen directo del cuento procede del continente asiático y que, según se extiende hacia Europa, se divide en dos historias diferentes: Caperucita Roja y Los Siete Cabritillos. En cualquier caso, la historia debía utilizarse como advertencia a las niñas y jóvenes de la época, e implicaba una clara diferenciación entre un poblado seguro y un bosque peligroso. 
     
     En estos relatos orales, el bosque se utiliza como una metáfora que simboliza el tránsito entre la infancia y la adolescencia, y el lobo es un personaje que personifica el mundo de lo erótico, lo sexual, lo peligroso y lo irracional.


     Una de las versiones más antiguas y que no conocíamos es La finta nonna. En ella, la historia es mucho más macabra y escandalosa que la que estamos acostumbrados a escuchar, abundan los elementos de carácter sexual y escatológicos. 

  • La versión de Charles Perrault, 1697
   A finales del siglo XVII, Perrault recoge la historia de la tradición europea en Los Cuentos de Mamá Ganso y lo adapta a las necesidades de la corte francesa. Perrault piensa que es necesario acercar al pueblo y a los miembros de la corte una historia que proteja a las jóvenes de cohabitar prematuramente con hombres y quedar embarazadas sin control. Para ello, recoge versiones como la de la falsa abuela, las edulcora suavemente y compone una de las versiones más famosas del clásico.

     Podríamos decir que Perrault es el padre por autonomasia del personaje de Caperucita Roja ya que, hasta el momento, la protagonista había sido referida como una niña o una joven. Es Charles Perrault quien se concede el honor de nombrar a esa niña Caperucita (Personalmente, no relacionaba el personaje con Perrault sino con los Hermanos Grimm).

     Aunque el desarrollo de la historia es muy similar al que nos han contado a todos, esta historia no tiene un final feliz y el lobo termina por comerse a Caperucita. Perrault añade, además una moraleja final a su historia.

  • Los Hermanos Grimm, 1812.
     Un siglo más tarde, los Hermanos Grimm vuelven a modificar la historia y su versión convierte a Caperucita en uno de los personajes más conocidos a nivel mundial.

     La historia se vuelve más inocente, se suprimen los elementos eróticos y escatológicos que caracterizaban a los relatos orales tradicionales e incluyen un final feliz en el que un cazados salva a la niña y a la abuela del vientre del lobo.

     Lo que más nos sorprende ocurre cuando se nos pide que traigamos el cuento de los hermanos Grimm y todos nos presentamos en clase muy contentos con nuestro cuento pero, cuando empezamos a leer, nos dimos cuenta de que no teníamos las mismas historias. Esto pasó porque no habíamos buscado el texto original de 1812 que luego leímos sino que, a veces, los libros que llevan por título Historias de los Hermanos Grimm o similares son adaptaciones que realmente no han sido fieles al texto real de los Grimm.

  • Actualidad
     Hoy en día, el personaje de Caperucita es famoso a nivel mundial y su historia ha sido adaptada y modificada a gusto de diferentes autores, dando lugar a películas animadas o fantásticas, cuadros, cómics, series de televisión y obras literarias como Caperucita en Manhattan de Carmen Martín Gaute o Siete Caperucitas y un cuento con lobo de Carles Cano Peiró.


2. LA HISTORIA QUE SE ESCONDE DETRÁS DE LOS CUENTOS CLÁSICOS
     
      Un día, nos llevan a la sala de proyecciones de la Facultad y lo que no imaginamos es que nuestra profesora va a ponernos un capítulo de Cuarto Milenio en el que nos van a contar que historias se esconden detrás de El Principio, El Flautista de Hamelín, Krampus, Peter Pan o Cuento de Navidad.

Destacaré especialmente la contextualización histórica del cuento popular El Flautista de Hamelín. Durante el programa, D. Manuel Moros Peña nos explica que posiblemente la desaparición de los niños detrás de un misterioso flautista que se narra en el cuento, esté basada en un acontecimiento histórico real relacionado con una epidemia de peste negra, el reclutamiento de colonos jóvenes para proteger las fronteras orientales durante el siglo XII o las cruzadas de los niños. 

     Personalmente, no conocía ni había oído hablar nunca de estas peculiares cruzadas, pero parece ser que, aunque bien teñidos de elementos fantásticos, fueron sucesos reales en los que un grupo de niños abanderados de la cristiandad se disponían a recuperar Jerusalén.
    
      En cuanto lo escucho, advierto que es un tema totalmente susceptible de protagonizar un texto literario. Soy capaz de imaginarme a un singular grupo de niños que marchan por las ciudades y pueblos de Europa en busca de cómplices para la reconquista. Me gusta el tema, quiero escuchar más y, al día siguiente, se cumple mi demanda. En el grupo reducido que sigue a la visualización del programa, la docente aparece con un libro de Mario Vargas Llosa titulado El Barco de los Niños, ¿Adivinas cuál era el tema principal del argumento? ¡Exacto! La cruzada de los niños.

     Esta actividad es especialmente curiosa porque nos vemos analizando el origen de los cuentos en mitad de una sala de cine mientras comemos gominolas. Tenemos la libertad de ir comentando con nuestros compañeros de al lado las historias que se nos presentan y, sin darnos cuenta, estamos desarrollando una capacidad comunicativa, crítica y reflexiva propia de todo docente.

3. LA EVOLUCIÓN DE LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL A PARTIR DEL SIGLO XIX           
     Como vemos en el punto anterior, la Literatura va renovándose y buscando nuevas vías y caminos para enganchar a los lectores de cada época. 
     
     La docente nos ofrece una clasificación sencilla de los temas más recurrentes dentro de los cuales tenemos que enmarcar algunas de las obras más características del periodo comprendido entre finales del S. XVIII y la década de los 60.
    
     Después de dos sesiones en las que buscamos, recogemos, ordenamos e incluso recordamos algunas de esas obras, complementamos la lista con otros títulos que aportan nuestros compañeros y nuestra maestra. Así, concluimos que las siguientes obras son un buen ejemplo de la variedad narrativa del momento.
  • NARRACIONES DE AVENTURAS 
    • ROBINSON CRUSOE, Defoe (1719-antes por entregas)
    • LOS VIAJES DE GULLIVER, J. SWIFT (1726)
    • EL ÚLTIMO MOHICANO, J. Fenimore Cooper (1826)
    • IVANHOE, Scott (1820)
    • LOS TRES MOSQUETEROS, Alejandro Dumas (1844) 
    • EL CONDE DE MONTECRISTO, Alejandro Dumas (1844) 
    • VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO, Julio Verne (1869) 
    • LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DÍAS, Julio Verne (1872) 
    • SANDOKAN, Salgari (1880-1900)
    • LA ISLA DEL TESORO, R.L. Stevenson (1883) 
    • LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES, Arthur Conan Doyle (1892) 
    • LA GUERRA DE LOS MUNDOS, Herbert (1898)
  • HISTORIAS REALISTAS DE PROTAGONISTA INFANTIL 
    • GIANNETO (JUANITO), Parravicini (1836)
    • OLIVER TWIST, Charles Dickens (1838)
    • MUJERCITAS, Louisa May Alcott (1868) 
    • TOM SAWYER, Mark Twain (1876)
    • HEIDI, Johanna Spyri (1884)
    • CORAZÓN, D’Amicis (1886)
    • TRAVESURAS DE GUILLERMO, R. Crompton (1922)
    • EMILIO Y LOS DETECTIVES, Kästner (1928)
    • LA CASA DE LA PRADERA, Laura Ingalls Wilder (1935)
    • LOS CINCO, Enid Blyton (1940-1960)
  • HISTORIAS DE ANIMALES 
    • EL LIBRO DE LA JUNGLA, Rudyard Kipling (1894) 
    • EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO, Beatrix Potter (1902)
    • BABAR, Jean de Brunhoff (1931) 
    • LASSIE, (1940)
  • NARRACIONES FANTÁSTICAS Y DE HUMOR 
    • EL CASCANUECES Y EL REY DE LOS RATONES, Ernest Theodor Amadeus Hoffmann (1816)
    • FRANKENSTEIN, Mary Shelly (1818)
    • ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, Lewis Carroll (1865)
    • EL PRÍNCIPE FELIZ Y OTROS CUENTOS (El fantasma de Canterville), Oscar Wilde (1888)
    • EL MARAVILLOSO MAGO DE OZ, Lyman Frank Baum (1900)
    • PETER PAN Y WENDY, James Mathew Barrie (1911)
    • EL HOBBIT, J. R. R. Tolkien (1920) 
    • MARY POPPINS, P.L. Travers (1934)
    • EL PRINCIPITO, Antonie de Saint-Exupéry (1943)
    • PIPPI CALZASLARGAS, Astrid Lindgen (1945)
    • WINNY, EL PUFF. Alan Alexander Milner (1926)
    • LAS CRÓNICAS DE NARNIA, C.S. Lewis (1950) 
    • EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, R.R. Tolkien (1954)
    • JIM BOTÓN Y EL MAQUINISTA, Michael Ende (
    • CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATE, Roald Dahl (1964)
    • LA HISTORIA INTERMINABLE, Michael Ende (1979)
Alumnos:
Álvaro Moreno Galán
Alba Guerrero González
Sara María Rodríguez Mohamed
Gema Rincón Oller

4. DÉCADA DE LOS 60-ACTUALIDAD
     Seguimos avanzando en la evolución de la literatura, llegamos a la década de los 60 y advertimos que muchas de las obras de las que hemos hablado las conocemos, nos las han contado, las hemos leído o, al menos, nos suenan.

     Después de debatir un poco, todos tenemos claro que la literatura es una expresión cultural y refleja la realidad en la que surge (no vive ajena a la sociedad), sus problemas, sus logros, sus deseos…

     Vemos que, partir de la década de los años 60 y 70, se produce en toda la sociedad un esplendor de la cultura, acompañada de una nueva visión de la infancia que ha alcanzado una serie de derechos y libertades que no poseía en épocas anteriores. Como consecuencia, la Literatura se nutre de nuevos temas y valores que no eran habituales en las obras anteriores (Esto se relaciona con los temas de los cuentos literarios que se mencionan en la evidencia dedicada a los géneros literarios).

     Las nuevas temáticas reflejan:
  • Cambio en el concepto de familia y la relación entre el mundo adulto y el mundo infantil (Konrad o el niño que salió de una lata de conservas, Christine Nöstlinger). El fragmento que leemos de este libro nos resulta especialmente interesante porque rompe contra todo tipo de canon familiar. Se nos presenta a la señora Bartolotti, que no encaja para nada con la idea que todos tenemos sobre una madre de libro.
  • El amor entre niños (Años difíciles de Juan Farias, Ben quiere a Ana de Peter Härtling).
  • La muerte, la violencia, la guerra...
  • La lucha contra la discriminación (¡Sécame los platos!, Kurt Baumann).
  • Textos reflejan un mundo escatológico, muy atractivo para la mente del niño. Estos temas se tratan desde el humor o la ironía. En concreto, unas compañeras han utilizado el cuento Las princesas también se tiran pedos para exponerlo en clase y nos resultó bastante divertido.
  • Reivindicación del mundo de la fantasía, una fantasía enraizada en momentos y situaciones reales de la época. (La historia interminable, Michael Ende).
  • Aparición de sociedades multiculturales debido a las mezclas étnicas y los movimientos migratorios que se producen en el mundo entero.  Empiezan a aparecer textos que reflejan el multiculturalismo de formas muy diferentes. Algunos hablan directamente de situaciones de emigración, adopción… Otras no hablan tan claramente de multiculturalidad pero su mensaje puede trasladarse a dicha temática (Elmer, Pequeño azul y pequeño amarillo).
  • La memoria histórica: la historia no estaba muy presente en la literatura infantil y juvenil, posiblemente porque se pensaba que no era un tema de fácil comprensión para los niños. Este tipo de textos dan importancia al conocimiento y transmisión de la memoria histórica para ayudar a que no se produzcan los mismos errores que en el pasado. Entienden que es necesario conocer las cosas malas que se pueden llegar a hacer y que se hicieron en el pasado para que no vuelvan a repetirse.
La perrona de Vicente Muñoz Puelles narra para niños la Guerra Civil Española y hablaremos de ella en otra evidencia de este portafolios porque es uno de los libros que no conocía y más me ha gustado de los que hemos leído en clase.